Los romanos tenían por costumbre apro-piarse de las deidades de los territorios conquistados y dedicarlos en sus altares. De esta forma el Panteón helénico, entre otros casos, fue asimilado por los con-quistadores cuando Grecia devino pro-vincia romana. Afrodita, al igual que Apolo, fue favorita de los romanos entre las deidades helénicas. Esta colección de arte clásico testimonia esa devoción, pues cuenta con numerosas representaciones de la diosa, entre los torsos y cabezas remanentes de antiguas esculturas. En cada una de ellas el artesano logró sacar de la piedra formas armónicas, rasgos y gestos suaves que evocan convincen-temente a la más bella de las diosas. La pieza de la fotografía conserva a la altura del muslo los restos de una manita. Es posible que este torso haya perte-necido a un grupo en que aparecieran Afrodita, diosa del amor y su hijo Eros, tema frecuente en las representaciones de mo-tivos mitológicos.